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jueves, 15 de mayo de 2008

Desde Rusia ..

Especial UEFA 2008

Por una vez, el fútbol fue justo y la victoria en la final de la Copa de la UEFA fue para el que más lo mereció: el Zenit de San Petersburgo. Los rusos saltaron al City of Manchester decididos a llevar el título de campeón y jugaron para ello. Se hicieron con el esférico, desplegaron un juego ofensivo y acorralaron la portería de Alexander.

Al otro lado, por contra, un Rangers que desplegó su habitual juego rácano. Los escoceses repitieron el patrón de las semifinales ante la Fiorentina, pero en esta ocasión no les salió la jugada. Demasiado centrados en defender, los británicos se olvidaron del ataque y las escasas contras que les concedió el rival se diluyeron sin más en los metros finales.

El encuentro fue en todo momento para el conjunto entrenado por Dick Advocaat, que tuvo la primera ocasión de la noche cuando se llegaba el descanso. Pero fue incapaz de aprovechar una serie de córners que dieron vida a su rival. Impacientes por la llegada del gol, el Zenit descuidó su defensa y eso permitió a los escoceses optar al gol en la reanudación.

Una triple ocasión forzada por Darcheville, el mejor en labores ofensivas del cuadro escocés, a punto estuvo de dar la sorpresa. Reclamaron penalti, pero el colegiado, demasiado permisivo durante los 90 minutos, no quiso complicarse la vida y pasó por alto unas manos en el área rusa. Segundos después, Denisov abría el marcador tras un pase milimétrico de Arshavin, que rompió la cintura de dos defensas rivales.

Los escoceses movieron entonces el banquillo y entró al campo Nacho Novo. El español tuvo el empate en sus botas en el minuto 90, pero su remate se marchó demasiado alto, desperdiciando la única ocasión para hacer subir el 1 a 1 en el luminoso. El fallo desesperó al equipo y uno de los pocos fallos defensivos de los escoceses permitió a Zyrianov sentenciar el encuentro en el minuto 93 con un histórico 2 a 0.

Histórico porque con esta victoria, el Zenit conquista el segundo título continental del fútbol ruso tras la victoria, ahora hace tres años, del CSKA de Moscú en esta misma competición. Del descenso en liga a la gloria europea de un Zenit que dejó sin su trebol a un Rangers que, este año, no ha tenido rival en Escocia.


La misión de los protestantes, única e imperturbable, no acabó con el hambre de los de Advocaat. Cuéllar, baluarte en la papeleta, sacó nota en casi todas las acciones. Los rusos tuvieron paciencia, no se pusieron nerviosos y aprovecharon el momento ideal para castigar a los de Walter Smith.



Dos filosofías en el tapete

Arshavin lideró a los suyos sin miedo. El ruso, presente y futuro del fútbol continental, se lució en el mejor de los escenarios. Veloz, con desparpajo y con cambio de ritmo a destacar, el '10' tiene una pinta buenísima. Los laterales, Anyukov y Sirl, más extremos que otra cosa, fueron fundamentales para abrir el juego y buscar las cosquillas a los del muro.


El paso por vestuarios poco cambió la tónica de un partido entre contrarios, buscadores de tesoro de muy distintas formas. El Rangers se encontró con su ocasión, ésa por la que está defendiéndose 90 minutos sin relajarse y cegándose en su campo. Malafeev tuvo que sacar una buena mano a un disparo envenenado de Darcheville que, luego, entre unos y otros, besó el palo. Ahí se quedó.

La ocasión, todo hay que decirlo, trastocó por breves momentos el guión. El Rangers avanzó posiciones y, más tarde, comprobó que no era su mejor idea. Los rusos podían haber aprovechado mayores espacios y tirar de unas contras vertiginosas y con cabeza.



Culminación del atrevido


Entre las dudas, surgió la cabeza de Arshavin para pensar y decidir. El ruso se inventó un pase entre líneas que abrió el hueco anhelado y que dejó a Denisov delante de Alexander. El todoterreno, en los segundos más importantes de su vida, definió con tranquilidad y abrió un marcador que pedía a gritos un cambio.



Tras el gol, el Zenit dio una lección al alumno estudioso, al que se aprende todo de memoria sin razonar. Los rusos defendieron de la mejor de las formas. Teniendo el balón en sus regazo y precipitando a un Rangers fuera de sitio. Smith tiró de Novo a cuarto de hora del final. El gallego no arregló la situación. No es sobrehumano.






En el último suspiro, Zirianov rubricó el triunfo del nuevo Zar del viejo continente, de la irrupción a lo grande de los revolucionarios rusos en el panorama internacional. Ese equipo que nació en una fábrica de metal en 1925 culminó su trabajo. Para noches como la de este miércoles, ciertos rusos se atrevieron a ello. Ese atrevimiento sigue presente en el Zenit de, éste, otro siglo. La corona es una realidad

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